DICE NO TENER COSAS ESCONDIDAS
Publicado en el Diario El Pueblo Arequipa
Gustavo Rondón Fudinaga, legislador por Solidaridad Nacional
de Arequipa, tiene sus secretos conservados y preservados en idioma japonés, al
ser un descendiente nipón, pero mistiano de nacimiento y corazón.
El congresista recibió conocimientos de la escritura nipona
de su abuelo, por parte de su mamá, Shishibe Fujinaga Terabayashi, quien desde
los 17 años vivió en el Perú, pero enriqueció más sus manuscritos cuando viajó
a Japón, entre los años 1990 y 1992.
No fue fácil, cuenta
el parlamentario, el japonés es complicado de escribir, y más aún por las
diferentes formas de escrituras. Comprende tres sistemas de escritura clásicos
y uno de transcripción estos son el Kana (silabarios) o Hiragana (平仮名),
silabario para palabras de origen japonés o el Katakana (片仮名),
silabario usado principalmente para palabras de origen extranjero; además del
Kanji (漢字), caracteres de origen chino y el Rōmaji.
Rondón Fudinaga practica más el Hiragana y el Kanji, desde
su retorno del país que vio nacer al padre de su abuela materna. Una mezcla de
los dos sistemas de escritura hoy forma parte de sus páginas.
Inició sus escrituras
en Japón, y para no olvidarse de ellas, desde que encabezó la Dirección
Regional de Salud en Arequipa (1994-1999), emprendió la organización de sus
manuscritos de singular manera que se prolongan hasta la actualidad.
Las decenas de
páginas de su agenda congresal se caracterizan por el uso de distintos colores
de lapiceros, cada uno de ellos denota la importancia de lo registrado. Con
azul, expresa el congresista, escribe lo cotidiano; el rojo es para lo más
urgente; el negro, lo importante; mientras que el verde es lo protocolar, es
decir, ceremonias propias de su investidura, además de invitaciones por fechas
cívicas.
Pero no solo se
dedica a escribir de acuerdo a la importancia, sino se da tiempo para evaluar
cómo fue que se cumplieron sus objetivos. Es decir, unos días después de
registrar las cosas, hace seguimiento de su accionar, para que no se queden
solo en palabras, sino se traduzcan en hechos.
Es entonces que
emplea resaltadores para valorar su desempeño, tanto a nivel congresal como
personal. El color verde fosforescente, significa que lo escrito resultó muy
bien; el amarillo, representa que salió bien, pero pudo ser mejor; el naranja
resalta parte de las escrituras que fueron regulares en el accionar; el rosado
significa que salió mal o no lo pudo cumplir y el celeste lo utiliza cuando
parte de su agenda la delega a otra persona.
“La idea es no perder
los pocos conocimientos de las escrituras japonesas que aprendí de mi abuelo y
cuando viajé para allá, donde realicé estudios y trabajé a la vez durante dos
años”, refirió el parlamentario de Solidaridad Nacional.
Comenta que casi siempre las cosas son urgentes porque está
directamente relacionado con el bienestar de grupos poblacionales, los cuales
significan lograr una verdadera inclusión social.
Su organización en sus escrituras, también dice tenerlas
como parte de su vida en sus quehaceres, cuando deja su escaño para visitar a
sus cuatro hijos.
LA LLEGADA DE SU ABUELO
Shishibe, el abuelo
de Gustavo Rondón llegó al Perú en 1903, dejó su natal Japón en busca de
mejores condiciones de vida.
José Luis Fudinaga, fue en adelante. Fue Lima la primera
ciudad que visitó, allí trabajó por algunos meses y luego se enrumbó al sur del
país.
Recorrió Tacna, Moquegua (donde conoció a Flor de María
Bedoya Ramos con quien contrajo nupcias) y habitó Mollendo por varios años,
donde se dedicó a labores comerciales. Años después tuvieron hijos, ellos
fueron: Segundo, María Luisa, Alfredo, Sara y Alejandro.
María Luisa, es la madre del parlamentario y sus tres
hermanos, Leopoldo, Mario y César, todos ellos, profesionales, son el resultado
de la inmigración de su abuelo a suelos peruanos, cuando las condiciones
económicas no fueron las mejores en el país nipón.
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